Transit Stop No. 9 | Mariannewest's Freewrite Writing Prompt Day 2100 | Prompt: what's your question (¿cuál es su pregunta?)

The sun shone boldly on the city street, exposing a flurry of early-morning workers sporting umbrellas and sunshades for protection.

From the right side of the bus, Oliver observed the morning activity. But the view outside the window couldn't hold his interest. The aroma of freshly cut lemons waffling toward him from the row ahead competed with the cinnamon romancing his steaming latte.

His eyes shot up as the bus pulled into a transit stop at Lovington and StarryEyed for offloading and transferring passengers seeking their final destination.

He was one of those passengers requiring a transfer. So he rose, tucked the newspaper under his arm, and exited the bus.

Along with others, they walked briskly to the nearest connecting transit area.

Noticing the woman from the last bus, he felt immediately compelled to sit next to her, having eyed her from the seat in the row behind. There was no way the face would not have matched the most beautiful hair he'd ever seen and smelled.

"Do you mind?" Oliver's hand pointed to a space next to her.

Her head motion signaled she didn't mind, so he eased onto the transit bench. She looked up. Instantly, he jerked back as though repulsed. It was anything but as the combination of her face and hair caused an immediate small bloom of attraction. He dared not bring attention. He quickly moved the newspaper in place on his lap.

She must know that I'm looking at her and am interested, he thought.

However, she ignored him. But he couldn't return the chagrin. She was a dainty woman, not taller than five feet. Long lashes took him of a journey wondering where they would lead. Breaking off, he then roamed from the peaks to the valleys of her shoulders, including her alluring bronze hair. Tiny speckles of sunlight penetrating the glass enclosure danced in the strands.

Glancing down at her finger as it steadied the needle above the item she was knitting, Oliver smiled inwardly. This was exactly the image of the woman that he carved out for himself.

A decision had to be reached, and soon. Thinking of ways to begin, he pushed the paper aside and leaned in, blurting, "I was just admiring your " he lied.

She turned, facing him. He imagined her lying back halfway with him applying sunscreen on her shoulders, lovingly caressing her neck.

Losing the image, he stammered, "Down. Do you? Town.?"

The incoherent words shot in her direction was heard by no more than three people. And it was a good thing because one instinctively turned her head away smirking. One, pretended not to hear, adjusted her mask, then dug into her purse. And another devoured the beautiful woman as if he were interested, cut his eyes toward Oliver, then moved away.

"What's your question?" She queried, shaking her head.

Two minutes later, the bus taking riders to the next leg of their trip arrived.

She fumbled in her purse again.

"Geez," he murmured, then thought, all women are supposed to know every item in every secret hiding place in their purses, eyes closed.

The first to jump up and head toward the bus, she made it to the front of the line.

A strange feeling compelled Oliver to look down. There on the bench was the woman's mobile phone.

With a second thought, he grabbed the phone and pushed hard every rider between himself and his ideal woman. His ticket to her heart. Her savior of that precious communication device.

But by the time he reached the front of the line, other riders were shouting and hissing, incensed at his cutting through to get ahead of them.

He didn't care. He jumped onto the bus and searched the crowd as they located a seat.

Shocked, she was nowhere to be found. Instinctively, he glanced out the window.

There, standing near the transit bench, then bending to search under it was the love of his life. Immediately, she rose with hands flailing. Someone pointed toward the bus. She darted toward it, beating on the door frantically and shouting for the bus driver to stop.

But to no avail.

He pulled the cord. The bus kept moving. He held her phone to the window. And it pained him to see her distorted face and hands pointing toward him.

To his dismay, Oliver could only watch as his love disappeared as the bus turned the corner with him and her phone.

Now, he would forever be known as the thief who sat next to her at Transit Stop No. 9 stalking her, waiting for the opportunity to rob her, and who ultimately succeeded in stealing her mobile phone.

Oliver pulled hard and did not release the cord until all passengers and the bus driver looked back in horror. A final jerk, and the bus stopped.

Oliver rushed from the bus, headed back in the direction of his love. Forget his destination.

He had to locate her. He had to explain. From the moment the lemony aroma captivated him before they landed at Transit Stop No. 9.

! [Transit Stop No 9 Spanish Translation]

^Source

Parada de tránsito nº 9

El sol brillaba con fuerza en las calles de la ciudad y dejaba al descubierto a una multitud de trabajadores madrugadores que se protegían con paraguas y sombrillas.

Desde el lado derecho del autobús, Oliver observaba la actividad matutina. Pero la vista fuera de la ventanilla no pudo mantener su interés. El aroma de los limones recién cortados que le llegaban desde la fila de delante competía con la canela que aromatizaba su humeante café con leche.

Levantó los ojos cuando el autobús se detuvo en una parada de tránsito en Lovington y StarryEyed para descargar y transferir pasajeros que buscaban su destino final.

Él era uno de esos pasajeros que necesitaban un transbordo. Así que se levantó, se metió el periódico bajo el brazo y salió del autobús.

Junto con otros, caminó a paso ligero hasta la zona de tránsito de conexión más cercana.

Al ver a la mujer del último autobús, se sintió inmediatamente obligado a sentarse a su lado, después de haberla visto desde el asiento de la fila de atrás. Era imposible que la cara no coincidiera con el pelo más bonito que había visto y olido nunca.

"¿Te importa?" La mano de Oliver señaló un espacio junto a ella.

Su movimiento de cabeza indicó que no le importaba, así que él se acomodó en el banco de tránsito. Ella levantó la vista. Al instante, se echó hacia atrás como si le repugnara. Fue todo menos eso, ya que la combinación de su cara y su pelo provocó un pequeño brote inmediato de atracción. No se atrevió a llamar la atención. Rápidamente colocó el periódico sobre su regazo.

Ella debe saber que la estoy mirando y que me interesa, pensó.

Sin embargo, ella le ignoró. Pero él no pudo corresponderle. Era una mujer delicada, que no medía más de metro y medio. Las largas pestañas le llevaron de viaje preguntándose adónde le llevarían. Al detenerse, recorrió desde los picos hasta los valles de sus hombros, pasando por su seductora cabellera de bronce. Pequeñas motas de luz solar que penetraban en el recinto acristalado bailaban en las hebras.

Mirando el dedo de la mujer, que sostenía la aguja sobre la labor que estaba tejiendo, Oliver sonrió para sus adentros. Aquella era exactamente la imagen de la mujer que se había forjado.

Había que tomar una decisión, y pronto. Pensando en cómo empezar, apartó el papel y se inclinó hacia ella, soltando: "Sólo estaba admirando tu", mintió.

Ella se giró hacia él. Se la imaginó tumbada a medio camino con él aplicándole crema solar en los hombros, acariciándole cariñosamente el cuello.

Perdiendo la imagen, tartamudeó: "Abajo. ¿Y tú? ¿Pueblo?"

Las incoherentes palabras disparadas en su dirección fueron oídas por no más de tres personas. Y menos mal, porque una giró instintivamente la cabeza sonriendo burlonamente. Otra fingió no oír, se ajustó la máscara y rebuscó en el bolso. Y otro devoró a la hermosa mujer como si le interesara, cortó la mirada hacia Oliver y luego se apartó.

"¿Cuál es tu pregunta?" preguntó ella, sacudiendo la cabeza.

Dos minutos más tarde, llegó el autobús que llevaba a los pasajeros a la siguiente etapa de su viaje.

Ella volvió a rebuscar en su bolso.

"Caramba", murmuró, y luego pensó, se supone que todas las mujeres conocen cada objeto de cada escondite secreto de sus bolsos, con los ojos cerrados.

La primera en levantarse de un salto y dirigirse hacia el autobús, llegó a la primera fila.

Una extraña sensación obligó a Oliver a mirar hacia abajo. Allí, en el banco, estaba el teléfono móvil de la mujer.

Sin pensárselo dos veces, cogió el teléfono y empujó con fuerza a todos los pasajeros que se interponían entre él y su mujer ideal. Su entrada al corazón de ella. Su salvador de ese preciado aparato de comunicación.

Pero para cuando llegó al principio de la fila, otros ciclistas gritaban y silbaban, indignados por haberse colado para adelantarlos.

No le importó. Se subió al autobús y buscó entre la multitud para encontrar un asiento.

Sorprendido, no la encontró por ninguna parte. Instintivamente, miró por la ventanilla.

Allí, de pie cerca del banco de tránsito, agachándose para buscar debajo de él, estaba el amor de su vida. Inmediatamente, se levantó agitando las manos. Alguien señaló hacia el autobús. Corrió hacia él, golpeando la puerta frenéticamente y gritando al conductor que se detuviera.

Pero fue en vano.

Tiró de la cuerda. El autobús siguió avanzando. Le acercó el teléfono a la ventanilla. Y le dolió ver su rostro distorsionado y sus manos apuntando hacia él.

Para su consternación, Oliver sólo pudo ver cómo su amor desaparecía cuando el autobús dobló la esquina con él y su teléfono.

Ahora, sería conocido para siempre como el ladrón que se sentó a su lado en la parada de tránsito nº 9 acechándola, esperando la oportunidad de robarle, y que al final consiguió robarle el móvil.

Oliver tiró con fuerza y no soltó la cuerda hasta que todos los pasajeros y el conductor del autobús miraron hacia atrás horrorizados. Un último tirón y el autobús se detuvo.

Oliver salió corriendo del autobús, en dirección a su amor. Olvidó su destino.

Tenía que localizarla. Tenía que explicárselo. Desde el momento en que el aroma a limón le cautivó antes de que aterrizaran en la parada de tránsito nº 9.

Para mi tema, me inspiré y utilicé la publicación de @daily.prompt de
@mariannewest's Freewrite Writing Prompt Day 2100: what’s your question?.