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Oftentimes, you can wake to a glorious morning. The weather is cooperating. Your plans are set. Nothing but good feelings surround your inner space. The day promises to be all that you've envisioned. Such was Dante's attitude that summer one sky-blue, cloudless Saturday. Nothing could go wrong.
Dante was able to secure the booking of a popular 70s band tribute group. Friends confirmed their attendance to his party. Caterers were on time with his order. And finally, his door monitor was available to ensure no uninvited guests slipped through.
The throw-back-themed pool party he'd been looking forward to for six months promised to be exciting and eventful.
As with all plans, however, promises sometimes have short memories.
Dante finished dressing in casual. The fun-loving guy he was, he planned to save the surprise for later.
He had managed to locate a swim trunk outfit that resembled one his favorite rock band idol would have worn. A friend modified the outfit with a photo of the band and his picture added into the group.
He knew the designer thigh-high trunks would be the center of attention. As usual, his friends wouldn't have expected anything less.
Anxious to discover how his girlfriend's bathing suit would blend in his his stunt, he rushed down to the outdoor dressing house.
Angie arrived just as Dante entered the pool dressing room. She hurriedly changed into her swim wear. Both laughed and rehearsed for their big reveal.
The caterer had already arrived and set up the buffet tables away from the pool activities. The food smelled delicious.
The sun was skipping across the sky leaving what promised to be a dramatic sunset.
Dante's doorman ushered in his guests.
An hour later, the party was in full swing. Swimming, talking, laughing, and eating.
Suddenly, someone turned around and noticed Dante standing on the diving board.
Fully dressed, in an instant, he flung the tear-away outfit to the side as if performing in a strip club.
Clapping and laughter filled the air. The 70s rock music blasted the guests' eardrums as Dante danced. His motions pretended to play the guitar.
His surprise was a hit. Afterward, everyone settled into the evening.
Two hours later, out of nowhere appeared a scourge of large, brightly colored mosquitoes so dense it resembled a bee colony.
The attack was quick. A flurry of commotion ensured. Many of his guests just stood enduring the assault. Several were initially too overwhelmed with shock to fight off the vicious insects.
A spasm of fear swelled within Dante. He shook it off as he advised guests who were already in the pool to remain there. Others not dressed in swimwear, he directed to the bath house.
He grabbed Angie's arm and furiously swatted the insects from her body, ignoring his own bites.
After tending to his quests, he ventured back outside near the pool. The scourge of mosquitoes had disappeared just as quickly as they had appeared.
Returning to the bath house, he advised his guests that they were safe for the moment. He escorted his guests to their vehicles.
The outdoor lighting confirmed the culprits were mosquitoes. He didn't know whether or when they might return.
Once inside his home, he wanted to laugh, but his entire body hurt.
He hadn't realized he'd been strung numerous times. His face suffered the worse of the attack. However,the pain was manageable. Nothing some alcohol rub wouldn't handle.
It was the strangest day he had yet to encounter. It started out fantastic. He'd arranged everything with perfection, even the unwanted guest list.
However, those type of guests he couldn't keep from crashing the party. He had just forgotten to activate the few mosquito citronella torches he'd purchased from the hardware store.
Dante tried to relax. The bites weren't cooperating. Instead of scratching, he rubbed intensely the large lumps.
The more he rubbed, the larger the bumps grew until they were huge mounds. The throbbing began.
He managed to swallow a mouthful of pain. A thought occurred to him that something else was wrong. He'd never had a reaction such as this from a bite.
He called to Angie, "come look at this! What if I'm infected with disease from the mosquito bites. Look at the large lumps from the mosquito bites. This has never happened to me before. The lumps are inflamed. They're all over my body. Something else is going on. I've heard of something called Skeeter Syndrome. I must be allergic to mosquitos."
"Well, Dante. You're stretching it a bit. A made up syndrome sounds like you're talk yourself into. Missing that Monday morning deadline you told me about due to a deadly disease is a plausible excuse. However, I can't attend to you. My bites have reduced in size and swelling."
Angie's shaky laugh went unnoticed. Dante was too busy checking out the gigantic lumps so numerous he couldn't count them. They appeared to be moving as they pulsated red.
She could tell he was worried, so she interrupted his rubbing episode.
"Let's go to the emergency room and see what's going on with your reaction to the bites. Just in case you have some type of underlying condition."
Angie paused. "And, have a professional install insect repellent poles."
The uninvited guest that messed up a perfectly planned pool party that ended in a made up syndrome. You can't make this stuff up, he thought.
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El huésped no invitado
A menudo, te despiertas con una mañana gloriosa. El tiempo acompaña. Tus planes están listos. Nada más que buenos sentimientos rodean tu espacio interior. El día promete ser todo lo que has imaginado. Tal era la actitud de Dante aquel verano, un sábado celeste y despejado. Nada podía salir mal.
Dante consiguió contratar a un popular grupo tributo a una banda de los setenta. Sus amigos confirmaron su asistencia a la fiesta. El servicio de catering llegó puntual a su pedido. Y, por último, el vigilante de la puerta se encargó de que no se colara ningún invitado no deseado.
La fiesta en la piscina de temática retro que había estado esperando durante seis meses prometía ser emocionante y llena de acontecimientos.
Sin embargo, como ocurre con todos los planes, a veces las promesas tienen poca memoria.
Dante terminó de vestirse con ropa informal. Como buen amante de la diversión que era, pensaba guardar la sorpresa para más tarde.
Había conseguido encontrar un traje de baño que se parecía al que habría llevado el ídolo de su grupo de rock favorito. Un amigo modificó el conjunto con una foto de la banda y añadió la suya al grupo.
Sabía que el bañador de diseño hasta los muslos sería el centro de atención. Como siempre, sus amigos no habrían esperado menos.
Ansioso por descubrir cómo combinaría el bañador de su novia con su acrobacia, se apresuró a bajar al vestuario exterior.
Angie llegó justo cuando Dante entraba en el vestuario de la piscina. Se puso rápidamente el bañador. Ambos rieron y ensayaron para su gran revelación.
El servicio de catering ya había llegado y había colocado las mesas del bufé lejos de las actividades de la piscina. La comida olía deliciosa.
El sol saltaba por el cielo dejando lo que prometía ser una espectacular puesta de sol.
El portero de Dante hizo pasar a sus invitados.
Una hora más tarde, la fiesta estaba en pleno apogeo. Nadaban, hablaban, reían y comían.
De repente, alguien se dio la vuelta y vio a Dante de pie en el trampolín.
Completamente vestido, en un instante, arrojó el traje de tirantes a un lado como si actuara en un club de striptease.
Aplausos y risas llenaron el ambiente. La música rock de los 70 atronaba los tímpanos de los invitados mientras Dante bailaba. Sus movimientos simulaban tocar la guitarra.
Su sorpresa fue un éxito. Después, todos se acomodaron para disfrutar de la velada.
Dos horas más tarde, de la nada apareció un azote de mosquitos grandes y de colores brillantes tan denso que parecía una colonia de abejas.
El ataque fue rápido. Se armó un revuelo. Muchos de sus invitados se limitaron a soportar el asalto. Al principio, algunos estaban demasiado abrumados por la conmoción como para luchar contra los feroces insectos.
Un espasmo de miedo se apoderó de Dante. Se lo quitó de encima mientras aconsejaba a los invitados que ya estaban en la piscina que permanecieran allí. A los que no llevaban bañador, los dirigió a la casa de baños.
Agarró a Angie del brazo y le quitó furiosamente los insectos del cuerpo, ignorando sus propias picaduras.
Después de atender a sus peticiones, se aventuró de nuevo al exterior, cerca de la piscina. El azote de los mosquitos había desaparecido tan rápido como había aparecido.
De vuelta a la casa de baños, informó a sus invitados de que por el momento estaban a salvo. Acompañó a sus invitados a sus vehículos.
La iluminación exterior confirmó que los culpables eran los mosquitos. No sabía si volverían ni cuándo.
Una vez dentro de su casa, quiso reír, pero le dolía todo el cuerpo.
No se había dado cuenta de que le habían ensartado numerosas veces. Su cara sufrió lo peor del ataque. Sin embargo, el dolor era manejable. Nada que unas friegas de alcohol no pudieran solucionar.
Fue el día más extraño que le había tocado vivir. Empezó fantástico. Lo había organizado todo a la perfección, incluso la lista de invitados no deseados.
Sin embargo, no pudo evitar que ese tipo de invitados se colaran en la fiesta. Acababa de olvidarse de activar las antorchas de citronela contra mosquitos que había comprado en la ferretería.
Dante intentó relajarse. Las picaduras no cooperaban. En lugar de rascarse, se frotó intensamente los grandes bultos.
Cuanto más frotaba, más crecían los bultos hasta convertirse en enormes montículos. Comenzaron las punzadas.
Consiguió tragar un bocado de dolor. Se le ocurrió que algo iba mal. Nunca había tenido una reacción así por un mordisco.
Llamó a Angie: "¡Ven a ver esto! ¿Y si estoy infectado por las picaduras de mosquito? Mira los grandes bultos de las picaduras de mosquito. Esto no me había pasado nunca. Los bultos están inflamados. Están por todo mi cuerpo. Algo más está pasando. He oído hablar de algo llamado Síndrome de Skeeter. Debo ser alérgico a los mosquitos".
"Bueno, Dante. Estás exagerando un poco. Un síndrome inventado suena como si te estuvieras hablando a ti mismo. Perderte ese plazo del lunes por la mañana del que me hablaste debido a una enfermedad mortal es una excusa plausible. Sin embargo, no puedo atenderte. Mis mordeduras han reducido su tamaño e hinchazón".
La risa temblorosa de Angie pasó desapercibida. Dante estaba demasiado ocupado comprobando los gigantescos bultos tan numerosos que no podía contarlos. Parecían moverse mientras palpitaban en rojo.
Se dio cuenta de que estaba preocupado, así que interrumpió su episodio de frotamiento.
*"Vamos a urgencias a ver qué pasa con tu reacción a las picaduras. Por si tienes algún tipo de enfermedad subyacente".8
Angie hizo una pausa. "Y que un profesional te instale postes repelentes de insectos"
El huésped no invitado que arruinó una fiesta en la piscina perfectamente planeada que terminó en un síndrome inventado. No se pueden inventar estas cosas, pensó.
My story is based on @mariannewest's Freewrite Writing Prompt Day 2045. Prompt: made-up syndrome
SOURCES:
a) JustClickindiva's Footer created in Canva utilizing its free background and images used with permission from discord admins.
b) Unless otherwise noted, all photos taken by me with my (i) Samsung Galaxy 10" Tablet, (ii) Samsung Phone, & (iii) FUJI FinePix S3380 - 14 Mega Pixels Digital Camera
c) Purple Butterfly part of purchased set of Spiritual Clip Art for my Personal Use
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f) Thumbnail Image created by me in Canva.
g) "Flames." What is Apophysis 2.09. https://flam3.com/
If translation included, I use DeepL to assist my readers.
Thanks for your patience an understanding.
Si se incluye traducción, utilizo DeepL para ayudar a mis lectores.
Gracias por su paciencia y comprensión.
