Con alegría María recibió el amanecer, ese día debía partir de regreso a casa de sus padres, luego de meses de arduo trabajo había logrado culminar los estudios para obtener el título de médico especialista por el que tanto había soñado.

En la casa todos la esperaban con entusiasmo, su hermano Pedro sabiendo que su hermana disfrutaba siempre cuando le preparaba una parrillada de carne y fiambres al carbón, dispuso sus energías poniendo manos a la obra.

El ambiente del jardín emanaba un aroma de carnes crepitantes. María al descender del taxi que le llevo, inmediatamente le saltaron las lágrimas al sentir el cariño de su hermano y de sus padres que la esperaban con tan grata sorpresa.